Al mirarte nacen unos capullos
aquí muy dentro de mi corazón,
y los pimpollos encuentran razón,
es esencia de poema y de orgullos.
La disecada pluma se humedece
obligándome a crearte más versos,
juntando los símbolos muy dispersos.
Dije amor, ésta obra te pertenece.
Tu imagen la paseo por mi mente,
desnudándote hasta la misma entraña,
libre eres de la profunda maraña,
volviéndote real en el presente.
Cual alfarero moldeando arcilla
nace mujer, y amor le doy rodilla.
El señor de los fierros
(Copyright © 2013 - Todos los derechos reservados.)
Quien pretende relatar su vida se pierde en lo inmediato. Únicamente se puede hablar de otro...