Suben las ganas, bajan los recuerdos,
despernado,
he visto florecer los días y marchitar las noches.
Niños bañados de alegría
sudando ilusión y encanto
He visto el santo entierro después de cenar.
Alegrías y angustias del hombre.
Cantar resquicios y dobleces con notas de tortura
entre pecho y espalda.
Aventurero constitucionalmente,
quizá fui un poco diferente
por demostrar verdades
firmé autógrafo a la muerte
He visto pantomimas de la vida,
azahares en mi entorno
y me desprendí del árbol como hoja
para robar un suspiro del viento
He visto tus pechos
que quizá se perderán como simples mangos
pero estos pueden reponerse,
tus pechos no.
¡Que jodida mañana tuve
pensándote luego sin bultos amorosos!
Ahora paso revista a la tarde como viejo forastero
y te digo que he visto al pequeño dinosaurio
que se cree dueño del mundo
sacar conclusión del polvo de su esencia.
Lo he visto…
Hacer memoria de sí mismo.
Sui generis.
Y aseguro que he visto envejecer lo inenvejecible.
No puedo decir cuándo mi sangre dio un hervido de muerte,
solo vi crecer el agravio, la ofensa, el baldón, el ultraje
y lo enfrenté sin siquiera pensar en hacerme invisible.
Mi padre también lo recuerda.
Está en todas partes,
algunos le llaman rey, otros todopoderoso.
El ha visto lo que yo y mucho más.
Autor: Justo Aldú © J.A.S.D. 2013