Incog-nito

El Ășltimo viaje

Llegó galopando de oriente,
caballero de la blanca luna
¿Busca acaso conducirme
de nuevo hacia la cordura?

Aquellos que son mis amigos
ya mis libros han quemado
pues ellos no han comprendido
la felicidad ya he encontrado.

No comprenden lo que digo
que mi andanza no es locura
¿No estoy ya feliz, barbero?
¿No estoy pleno, viejo cura?

¿Tanta es vuestra desventura
que se empeñan en parar
este deseo de justicia
y a mi hacerme claudicar?

Sin comprender me entristezco
pues en mi vida hay razón
y mis hazañas entiende
quien ve con el corazón

Me has vencido, caballero,
y tu voluntad lo haré,
como loco y enjaulado
a mi pueblo volveré

Me retiro de mi justa
no mas pelear con malvados,
ni ver carneros convertidos
en ejércitos armados.

Que en molino se transforme
ya no veré ni un gigante
se acabaron mis andanzas.
Me despido, Rocinante.

Adiós Sancho, buen amigo,
te pido que me perdones
pues no te dejo ni un reino
solo nuestras reflexiones.

Lo que más mi alma lamenta
es que ese amor milenario
que sentí por Dulcinea,
tildan hoy de imaginario

Y a mi cordura yo vuelvo
y poco a poco voy muriendo
mis ideales derrotaron,
espero que estén contentos.

Y cuando la muerte me abrace
eviten por favor llorar,
pues hasta el sueño más noble
debe siempre terminar.