Emulando llega el atardecer, bajo la sombra d horizonte como si fuera por primera vez, se posan guardados los aldateres metafoicos, sin el mas practico sentido d una realìdad q los desnuda cada vez mas. Escapandoce a lo desconocido, pero irreal. Todo a quedado quieto, no es mas q los tristes deseos por terminar con el reflejo dominante d una Fragante Rosa abriendo sus petalos al nuevo mundo. Auque se sabe que al final d la tarde la incensatez regresa y sus complices q ya conspiran la huida, pero ha llegado la hora tiene que partir vestida d blanco desde donde acostumbrava a tejer aquella cabellera castaño en los banquillos de la plaza antioqueña ahora ya puede alcanzar el a golpe de lata a su amor q le ha robado los palpitos d su corazòn sin dejar huellas, nisiquiera por el simiento y suave olor d piel a juventud, mientras sopla el viento q le apartarà d aquella nostagia y mostrarale la salida al milenio
L.R