Da señales de vida a mi corazón.
Hasta, que las amapolas se desprenden
de su polen indagando quien las besó
temprano al amanecer del viernes...
Ahora, las piedras hablan desde el suelo
de todas las caricias de tu pies.
Pero, su voz se asemeja a llanto,
a circunstancia de la vida
a fósforo encendido en su luna
a fogata en el cielo que es tormenta.
Entonces, si te alejas te reniego,
como he negado mas de tres veces
este amor que corre sin vereda
que anda solo desdibujando horas
para sentarse en la mesa
y romper el reloj en la cabeza,
este sentimiento que se cuelga
en el armario a descansar del polvo,
que se baña con espuma
para disimular todas las lagrimas
inciertas,
este lente oscuro que esconde el dolor,
y por las calles se quiere olvidar
que ella existe.