Sofía se llama...
y hermosos son los espejos
de su alma
dos ríos donde habita
un caudal de esperanza
de donde brotaron, alguna vez
un par de lágrimas
que amoroso él -su hijo-
seca y enjuaga
fingiendo una sonrisa...
una carcajada
besándolos en éxtasis
sin pesar, sin pena, sin largas ausencias
muy de cerca y sin distancia
para llamarla eternamente...
Su hermosa Sofía
del alma.
©Tizzia Holwin 2013
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