HERMINSON YULE RIASCOS

EL CERRAJERO

A SIMON BOLIVAR

 

Gritar tu nombre fué aterrador -mounstruo de mil cabezas-

se oían tus pasos, como el puma sobre el aire y las hojas,

sin estar estando, perdido al oído y al ojo, y cuando te hacías

visible y palpable, aquel hormiguero huía despavorido

al tacto de tu pié, porque todo lo venciste con el ímpetu

de tu palabra y la covicción que abrirías la jaula.

Estaban enraizados en América-ajena, incansables

de saqueo y violación, contaminando la fibrina aborígen

con la mala savia de su ralea de asesinos, metiéndonos

su monarquía en el pecho y haciendose adorar

cual paganos dioses de estiercol.

Pero llegaste tú a poner orden en la casa,

barriste de adentro para afuera, echaste esa basura

en galeones y los volviste con el rabo entre las piernas,

con aquel bello canto de \"usurpadores no más\"

que supo a ambrosía.

En las venas afloró el indio genuíno dueño de todo.

En el aire miles de sombras hallaron descansoy serenas,

más, no deambularon por el suelo COLOMBIANO.

Gritar el nombre de SIMÓN JOSE ANTONIO DE LA SANTISIMA

TRINIDAD BOLIVAR Y PALACIO fué mounstruoso y dulce,

sus felinos pasos echaron chispas en la montaña y su eco

en los pueblos encendió la llama de la libertad y ella había

que ganarla porque nada es gratis.

Oh libertador, armaste de ardentía el corazón andino

 de esta América nuestra y reclamaste nuestro derecho a

vivir dignamente, sin el yugo Europeo.

Nos mostraste un camino nuevo entre las cordilleras y el frío,

y pusiste bajo cero el régimen Español.

De tu boca como bellas mariposas, revoloteaban sobre un río

humano, odas, las mejores odas al sentir, y aquél viento hamacaba

 hacia todos los rincones COLOMBIANOS tu aliento capaz

de destrozar el hielo del alma y levantar la cabeza

 y el brazo contra el agresor.

Y de tu espada cayeron centellas sobre este suelo hermoso

de quenas, sampoñas, chuchos, arpas conunos y tamboras,

y con ellas desaparecieron la cadena y su grillete.

BOLIVAR, COLOMBIANO de nación hermana, yo te canto con el alma

y con las palabras que un día soñaste y las que nos enseñaste

entre llanto y dolor, porque nos diste más que libertad, 

nos mostraste el camino a creer en la verdad y la verdad

no es más que un mundo sin fronteras lleno de ganas

por hacerlo mejor, donde habite gente que como tú

llevaste la llave del futuro con la que abriste la puerta,

esa que aunque pasa el tiempo...

jamás podran volver a cerrar.