Murió mi sinrazón y en tu amor vivo,
latió a tu voluntad mi corazón,
que estaba agonizante de ilusión,
y era de los pesares cautivo.
Llegaste cual fragante flor de olivo,
e hizo en mi alma tu amor habitación,
y floreció la vida en nuestra unión,
que despertó un cariño exclusivo.
Adoro tu sonrisa en su frescura,
¡bendigo tus miradas todas puras!,
y tus besos que a diario yo recibo.
Amor no, no hay palabras que describan,
las brasas que a tu toque së -avivan-,
en corazones rotos y -esquivos-.