Parte I
Hay un cantar agudo
de chicharras predictivas,
de viento en remolino,
de pájaros coloridos
de nuestro suspirar variado,
de guaduales apretujados.
Hay encantar agudo
de suave viento enmelotado,
que golpea nuestros cuerpos,
con insinuante roce,
con suavidad de cielo.
Hay un cantar agudo
en tu mirar de bosque
de esmeraldas,
de esperanza versada
de refulgentes rayos
con inquietantes ojos.
Hay un cantar agudo
de murmullo de agua
convirtiéndose en gemido
de cántico de cascadas
de cascadas matutinas,
de cascadas vespertinas
y también enamoradas.
Hay un cantar agudo
de borrascoso giro ascendente
del viento más farsante,
de la luna con estrellas,
del cosmos infinito.
Del orgasmo no presente
porque el amante está ausente.
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