Y fue en la calle
donde la encontré sonriente
como un árbol que apenas se deshoja
(y fue en la calle)
Sigiloso la miré sin prisa
pagando su placer en esta noche
no había más que el tiempo
y la nostalgia
sus ojos se postraron en los míos
dejamos que los labios se callaran
en aquél sitio triste
desolado quizás y transparente.
Pase mi mano sobre su seno firme
y mi labio en su cuello
se paseaba
qué efímero momento
cuando mi sexo
se extraviaba tranquilo
ahí en su sexo…
¿No sé cómo llamarla…?
Me despedí igual mirándola sin prisa
¡no!... no era una ramera
o quizás lo era
para mí fue un momento ancestral
para encallar mi pena.