Octava luz
Florece como pájaros desde tus ojos
Y se evoca en el rayo vertical que se desnuda.
Desprovisto de todos esos huesos, incluso de su alma,
Inunda el alma mía, esa cosa más alma que las almas.
¿Qué será aquello que se vuela de tus ojos,
Y se flota en el aire como chispas de ventisca?
Ellos dicen, serán sus alas,
No, yo digo no, ¡pero que delito remiten estos bardos!,
Ellos, ignorantes ellos, no saben de nada.
Voy a decirte doncella, el amor es de ti,
Se nace, se crece, explota y se multiplica,
Claro, es que no bastan dos alas una pulgada de su cuerpo.
El dulce aire, tiene el aroma de tus ojos
Tiene tu piel e inclusive tu alma,
Es bella, dicen,
¡Callen incultos!, les digo,
Pero que arrebato, es más que eso,
En ella conviven un millón de primaveras
Y el millón es corto para describir sus flores,
¡Oh, esas hijas de la luz indescifrable!
Decir ella, ¡ay de mis manos, de esta alma indomable!,
Decir ella, no es fácil,
Tendría que pulir billón de años las palabras,
Y ser como ella, más alma que el alma infinita.
Es hermosa, los escucho,
No, como pueden estos vanos decir eso,
Que toda palabra es pecado sin saberle,
Es algo puro, aún más universo que espacio,
Se dispara y me consume como octavas,
Se proyecta y me succiona
Son octavas de luces
Es el arte, el amor que le sale y se despega
La fuente templaría de las gracias,
Y yo observándola, diminuto alguacil
Muriéndome y naciéndome solo por ella
Solo por ella.