A ningunos ojos
a ningunos brazos
a ninguna boca
y ningunos labios.
Ni un menor atisbo,
girón ni retazo;
ni el mayor desvelo
ni el sueño más largo.
La pequeña idea
de tantos fracasos
se hizo esta marea
de dolor en que ando:
sin ningunos ojos
sin ningunos brazos
sin ninguna boca
y ningunos labios.