Avanzabas entre la multitud
como cisne que se desliza por el azul lago,
esbelto, armonioso, elegante,
con porte de perfecto caballero.
Seguías adelante con paso firme
sin que te turbasen las miradas,
como el elegante cisne que se desliza
por las aguas a sabiendas de que es admirado
por su gallarda postura envidiada
por sus congéneres de plumas delicadas.
Tan prendada de tus hechuras me quedé
que caminé en tu busca
para hacerme presente a tu lado,
y tus ojos y los míos
al fin se encontraron.
¡Qué galante y cortés te mostraste!,
¡Cuán hermoso yo te veía!
¡Cuánta impaciencia por hablarte yo tenía!
¡Cuánta sabiduría en ti yo imaginaba!
Al fin mis anhelos se vieron cumplidos
y nuestras copas de cava burbujeante alzamos
brindando por nuestro encuentro
y las agradables horas que juntos disfrutamos.
Tras la puesta de Sol
caminábamos en silencio
por la florida alameda
mientras el lejano cielo admirábamos,
pues ante belleza tan inmensa
que del firmamento nos llegaba
sobraban palabras,
belleza que nos deslumbraba
por los matices que los rayos
que el Rey de los astros en el firmamento
con su fuerza arrolladora derramaba.
El Sol se despedía a tus espaldas
mientras yo te imaginaba
en carro de fuego atravesando montañas
para rescatarme de no sé qué garras.
Tú te ocupaste de despertarme
de ensoñación tan magna,
y no lo has hecho, no,
con la dulzura esperada,
ya que impetuosamente
me arrebataste un beso
que yo aún no deseaba,
y con dolor de corazón
con reproches te recriminaba.
Ya no eres ese cisne
de elegante compostura
que suavemente se desliza
por las mansas aguas,
has descubierto la fealdad
que escondías en tus entrañas
y ahora te veo como un vil deprelador
de engañoso copete,
que un simple aire de tu falsa compostura lo desgaja.
Autora: escapitina- Luisa Leston Celorio
registrado- Tomo- CON MI PLUMA EN RISTRE .