Alíviame la angustia que engulle
todo por dentro;
por que en éstas horas que corren
tras las huellas de mis pies,
la ausencia se aferra a mi sombra asolapadamente
y el frío de ésta tierra recorre mi cuerpo,
adhiriéndose a los tuétanos de mis huesos…
Alíviame la presión que se adhiere a mi pecho
y tortura mi corazón,
que se destroza por la distancia…
Por que estoy entre veredas
que me susurran impotencia
un nudo ata ¡hoy! mi garganta
y siento que me ahogo
entre las lágrimas que se escurren por mi rostro,
desembocándose al final de mi boca...
El sorbo diario se vuelve amargo…
Tan amargo que quema mi garganta
y de manos atadas me siento;
apernada en medio de la baldosa
que pesa menos que estos pensamientos…
Alíviame; el sentir que desgasta y corroe
mis dedos. Mi piel, mis pensares y sentires.
Por que aunque no quiera... Se adhieren
y se adosan en mi transitar…