Ese poema se robó mis palabras, me venció,
todas las fuerzas que tenía se fueron al leerlo:
algo en mí me decía que tu gran amor era yo
y luego entendí que aún me faltaba para serlo.
Ese poema fue como un relámpago repentino
que iluminó verdades que estaban a oscuras
y yo descubrí entonces, por cosas del destino,
que puede ser y no ser ese amor que me juras.
Ese poema me aceleró el corazón, es cierto,
porque leí en él cosas que tú nunca me dices,
vi que los cielos que te hice estando despierto,
ya hasta soñando podían ser sólo cielos grises.
Ese poema me venció, me anuló la fortaleza,
la certeza absoluta que guardaba de tenerte,
aunque siento que de lejos tu boca aún me besa,
ya no puedo continuar tan confiado de mi suerte.
Ese poema ató nudos que yo creía desatados
y liberó miedos que no llegaban a expresarse,
que sea sólo ilusión nuestra imagen abrazados,
que los besos prometidos nunca lleguen a darse.
Ese poema... ya ni parece uno escrito por mí,
con letras que son mis cómplices, prudentes...
que compongo dándole forma a lo que sentí
e interpretando lo que pienso que tú sientes.
Ese poema me venció, mi seguridad no existe,
aunque sabrás de mi amor de todas maneras;
yo algunas cosas no sé pero sé que sería triste,
que te amara como te amo y tú no lo supieras.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
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