amor c.l.s.

!Pobres amigos míos!

Hay hijos que cuando los padres son mayores

parece que no los quieren mucho; los meten

en residencias como si no fueran ni amigos.

Quieren tener libertad para divetirse ellos -

mismos, sin pensar que a esas edades ne-

cesitan aún más el cariño y la comprensión

de sus queridos hijos. Debe ser muy duro -

para unos padres que lucharon toda la vida

para darles una carrera o un oficio y brindar-

les todo su amor y cariño. Y ahora para mu-

chos son un estorbo, !pobrecitos amigos míos!

Es un deber escuchar escucharlos y atenderlos

si puede ser en sus dominios. No digo que las

residencias estén mal pero se sienten solitos

porque están rodeados de desconocidos. Se

de casos que murieron de pena. Algunos hi-

jos ni siquiera van a verlos !pobres amigos

míos!.