Rita, era muy pequeñita la menor de seis hermanos y siempre papá ratón, les había inculcado el afán de ser buenos estudiantes o buenos trabajadores.Ahora Rita, era ya de chica, un poco díscola, pero también la luz de de los ojos de Don Ratón, que sabía convencerlo, a pesar de no estar de acuerdo. Así que ella se escapaba, con luna llena, en busca de otros ratoncitos que les gustaba conversar y hacer fuegos en el bosque.Tenía una especial atracción por los gatos, que no eran de su misma especie.Asimismo como buena lectora, había visto fotos de ellos, muy guapos algunos.Y tal vez por su naturaleza contradictoria, si bien sabía que eran enemigos.Ella estaba empecinada en conocer aquel gato que había visto en la enciclopedia, venía de Oriente, y era muy elegante, en su andar.Así entre tanto jugaba a las corridas y escondidas son sus amiguitos.Sin embargo su sueño estaba puesto, casi en un imposible.Una noche daría un concierto Don Gato, famoso por haber recorrido el mundo con sus baladas, y ella que era muy romántica, le conocía todas sus canciones.Además entre las otras ratonas, había formado un club de admiradoras.Esa noche se puso su vestido de terciopelo azul, que contrastaba con su pelaje beige y un sombrero que le daba el toque de fantasía, para atraer a Don Gato, luego de la función.Este era muy seductor, saludó a todos los que habían asistido a saludarlo, cuando vio a Rita que estaba con el folleto en la mano, temblorosa, sosteniendo el bolígrafo, para que le firmara un autógrafo, le dio la mano y le ofreció pasar al camarín. Allí había fotos de él con muchos artistas, alrededor del mundo. Trajo su ayudante una botella de champagne, y ahí hicieron delicias orientales, toda clase de posiciones, don gato era muy flexible y ella también.