Poco a poco iba sintiendo la soledad
volaba toda la noche
la lluvia caía desde sus ojos
parecían pedacitos cristalinos
caídos del cielo
-Así lo reflejaba la luna-
Se escuchó el cantar de los gallos,
y ese amor que a final de cuentas
era lo que le extasiaba
Impidiendo que el dolor
Se tomara costumbre
¡sonreía!
Le llegó la tarde,
Y seguía sola mirando la hilaza de colores
que mientras más capas se le quitan
Podría emerger en los ojos.
¡Todo se había terminado!,
el aire pegaba duro
y le cayó nuevamente la noche
cubierta sobre el horizonte rojo,
bajo la noche plagada de estrellas
y en ratos de inseguridad y miedos.
Seguramente estaba respirando
Aires ajenos,
Aunque sintiera la mentira del silencio
Inhalaba y lo dejaba entrar como una estaca clavada
al corazón…
…huía hacía algún lado
en busca de algo
-siempre de nada-
Y tropezaba con el destino
pero eso sí, volando sobre el abismo
nunca al fondo del precipicio.
Quería seguir viviendo y para hacerlo
debía de entender que todo está bien
Menos uno…
entrar únicamente en la realidad,
sin apegarse ni siquiera a la libertad
porque ella no es apresable