Como siempre olvido de mi pobreza
y que dentro del muñeco no hay hálito.
Amor mío, te mentí sin ser mi hábito
solo tengo espíritu de grandeza.
En balde con engaño te entretuve
en torno de un castillo de cristal,
te expuse imaginario pedestal
también di esperanza que nunca tuve.
No hallarás en mí originalidad,
deseo dar todo sin tener nada
tengo un corazón como propiedad
lleno de amor en todo mis cabales,
sin miedo de ocultarse en hondonada
solo en un cielo, de todos mortales.
El señor de los fierros
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Te paseaba en rededor del castillo ilusorio, te llevaba de un lado a otro, sin llega a ninguna parte...