En el infinito vergel se encuentra el viejo árbol, imponente mástil
que en su día dio vida a robustas y frondosas ramas, que a su vez
albergaban vida y perpetuaban el significado mismo de la vida.
Hoy, ya cansado y sin vida es solo la sombra y la evocación de
mejores fechas, de inolvidables momentos que guardaba en sus verdes hojas.
Nadie extraña sus frondosas ramas, nadie llora la pérdida de tan preponderante
espécimen. Acaso ¿Nadie nota su ausencia? Acaso ¿Nadie agradece la misión cumplida
por este? Lamentable y triste es el fin de quien regalo su vida, para
dar vida a otros. Otras ramas nuevas te alojaran, otros frutos te alimentaran
y saciaran tu hambre. Mientras que el viejo mástil que su vida ofrendó por tí
muere solo y sin memoria. Pero hay que recordar que aunque viejo y seco el
viejo árbol se encuentra, su orgullo guarda , y aunque de vejez muera este árbol,
este morirá de pie.
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