María

Violetas

Caminábamos cerca de la Iglesia del Pilar. Para mí él era todo y más. Compró un ramito de violetas  y lo colocó, con delicadeza, por encima de una de mis orejas, hundiendo los tallos en mi cabello. Lo tomé como un hecho cálido y simpático. Seguimos caminando y me contó el significado del regalo de esa flor en especial. Hoy nos separan décadas y kilómetros. Y ya olvidé la implicancia de esas flores. Hace unos meses vi a una mujer con un ramo de violetas y ansié decodificar el mensaje de las mismas. Pero la nostalgia me inundó, prefiero no saber el simbolismo. Cuando vuelve el recuerdo adorno mi escritorio con fresias y azucenas en la sala. Y me esfuerzo por bajar el pesado telón bordeaux  con ribetes dorados de aquella tarde perfecta.