(Hoja blanca en espera
que de mi alma brote el poema
mientras la noche llega
y comienza a descolgar estrellas).
Canta el grillo y suelta,
en el aire su canción lastimera
ulula el viento vacilante
buscando una nueva huella.
Tulipanes coloridos que se duermen
enlazados como una enredadera,
aroma a duraznos y cerezos
que transitan por la arboleda.
(Corre mi infancia feliz
en las alas de una quimera
sonriendo mi alma de niña
dichosa a la luna se entrega.
Rosas, jazmines y azucenas,
aroma exquisito
que en mis trenzas rojizas se queda.
Mi pecho florece,
blanco y puro se eleva,
mis piernas se tornan ligeras
y se ensanchan mis caderas.
Me miro en el reflejo del arroyo
y el sol se queda en mi cabellera.
Mis ojos se extienden
queriendo explorar
más allá de la cordillera.
Y aparece él…
el amor que siembra
en mis ojos la primavera.
Encanto, dulzura,
arreboles en mis mejillas.
mariposas que revolotean,
cosquillitas en mi vientre…
Todo es bello… primera cosa bella.
Inocencia, candor, rubor,
cuando besa mis labios
por vez primera.
Beso inmaculado… santo,
que me deja en puntas de pies
danzando y palpitando como una estrella.
Suspiros… sonrisas, alegrías
que se bordan en mi alma
con hermosos hilos de seda).
El primer amor… ese que deja,
soñando semanas enteras.
(Hoy es un precioso recuerdo
que me acompaña aunque no quiera
y me pregunto de pronto…
¿Qué será de él? Y mi alma sueña).
Se va la infancia, vuela,
la adolescencia no se queda,
la juventud transita por otra vereda
y la vejez, espera a unos pasos, afuera.
Y calla el grillo su canción lastimera,
el viento ha encontrado su huella,
los tulipanes se abren y pintan,
de colores la arboleda…
Y sobre la hoja blanca…
Se ha concebido un poema.
Liel - Chile
D/R