Bernardo Bosquez Minjares

El Adiós.


El la despidió aun con lágrimas sobre sus ojos, y ella con su cabeza agachada, y las lágrimas rodando por su mejilla, no sonrió más. 
El destrozado no volvió a escribir en su agonía, suspirando esperando el momento de volverla a ver, ella jamás volvió a moverse de aquel lugar y perduro por siempre en ese sitio, cuenta la historia que el murió de amor, por no verla jamás, y que ella espero por siempre en aquel sitio debajo de ese árbol, pasaron mil noches y sus estrellas, y mil días y sus soles, ellos dos jamás volvieron a estar juntos y la vida se porto tan mezquina que a pesar de que el amaba a ella, le permitió marcharse y no verla mas, y a pesar de que ella amaba a el le permitió quedarse ahí varada por el resto de su vida.