La seducción de las masas por parte del sistema no tiene regreso,
estúpidas mentes dominadas por el consumo,
la humanidad ha perdido el miedo.
Las agonías se han vuelto ajenas al sentimiento,
no hay remedio para tanto sufrimiento,
vidas extintas por odio y miedo,
una cruz de más en el cementerio.
Jugamos a ser dioses
sin importar la decadencia de la raza,
llevamos la podredumbre en nuestra sangre,
somos esclavos de nuestra arrogancia.
La tierra ataca con sus actos mortales,
pero nadie escucha el llamado
guiados por ensordecedores discursos de hombres dementes,
toda cordura se ha esfumado.
Mutamos hacia perversos seres
de cerebros sulfatadas de heroína y polvo,
cigotos podridos viajan en las alcantarillas
producto del desamor, el hastío y el odio.