Era una dama alta
de extraordinario garbo
su paso por la alameda
era siempre esperado.
En un woooo que se exclamaba
cuando su ella, se paseaba.
Sus ojos verde trebol
del campo que la rodeaba
hacía lucir el rojo
de los labios donde hablaba,
se veían esos dientes
como perlas admiradas.
El pelo como manto
rubio que era el sol
y con gran explendor
ella destacaba.
Sabía escuchar atenta
como si estuviera encantada.
Su pecho era normal
a la mujer deseada
teniendo como certeza
una cintura delgada.
Todo su cuerpo era
sostenido por dos columnas
que deben haber sido
de mármol o nacar sagrado.
Porque parecía virgen
por su alegre paso galano,
donde la mujer silenciosa,
era lo mas deseada.
Por unos minutos era
la conversación prodigiosa.
ha quedado convencida
de seguir la vida,
un tanto alegre y licenciosa,
fuimos a recrear
ese cuerpo en silencio,
en un cuarto de motel,
y ha sido el papel
mas raro que he vivido,
al sacarse el vestido,
dos piernas que eran muletas,
pensé que era una treta,
una cintura tomada por
una faja elasticada.
Del pecho cayeron
unas copas reparadas,
para mirarlas con unos
ojos negros color carbón,
la peluca que sacada.
Se vió que era la muerte
que encantada se presentaba.