EDUARDO FAUCHEUX

CAPITULO 23: Y TRANQUILIDAD CUANDO LLEGA EL FIN, PORQUE, APENAS, ES OTRO INICIO.

 EL NIÑO X

 

El niño miró absorto las estrellas.

Su ventana estaba abierta y el ventilador del techo susurraba suavemente a su mínima velocidad. Empezaba a refrescar y recién se había acostado. Sus jóvenes ocho años empezaban a despertar nuevos pensamientos en su conciencia; su actividad escolar ya le introducía información desconocida, pero muy interesante; ya se hablaba de viajes tripulados a la Luna y de robots controlados a Marte y Venus, prodigios electrónicos se descubrían a menudo, rayos láser, peligros de guerras atómicas, transplantes de órganos y un sinnúmero de logros humanos que se aceleraban cada vez más.

Sus padres practicaban una religión común y el niño asimilaba conocimientos sobre ritos, personajes y ceremonias que no entendía. El Infinito, el Bien, el Mal, el castigo divino, la oración...

Miró las estrellas y trató de entender el infinito y la eternidad; ¿cómo era posible que \"alguien\" hubiera existido siempre durante todo el tiempo y que nunca acabara su existencia?

- ¡Oye, Dios! -le dijo, susurrando- ¿cómo eres? ¿existes? ¿Cómo es que nadie te ve y todos hablan de Tí?

Pasó varios minutos mirando el espacio y aguardando en silencio. ¡La noche era preciosa! Observó cómo un avión destellaba sus luces en la lejanía y elevó su mirada a las estrellas, nuevamente. Su madre siempre le ganaba cuando competían buscando satélites artificiales -esas minúsculas estrellitas que se mueven en el cielo y luego desaparecen-. Buscó alguna sin obtener resultados y sintió sueño. Se recostó y, en instantes, se quedó dormido.

Y soñó... Fue un sueño infantil, fantasioso (como todo sueño, claro). Voló entre nubes, solo, sin ayuda de nada. Era un vuelo suave, tranquilo, lento. silencioso; el podía verlo todo y nadie lo veía a él; se sentía contento, asombrado y sereno. Cruzó ríos, campos y montañas... sobrevoló lugares con colores extraños y esquivó arboles y cables de electricidad; pasó por dentro de túneles y bajo puentes a los cuales no se les veían sus apoyos, y se podía detener, como un globo, flotando donde él quería. ¡Qué hermoso sería lograr algo así! ¡Era un sueño tan real...! En medio de ese paisaje de ensueños, le pareció escuchar que alguien decía:
- Me conocerás... me conocerás...

***

 

CAPITULO 23: Y TRANQUILIDAD CUANDO LLEGA EL FIN, PORQUE, APENAS, ES OTRO INICIO.

 

La Muerte siempre me despertó curiosidad; jamás miedo. Sí le tengo terror al sufrimiento físico porque conviví con él en muchas ocasiones de mi vida (apenas recuerdo cuántos huesos llevo fracturados haciendo \"locuras\") y porque lo he visto de cerca en familiares y amigos, con enfermedades terminales, pero confío en que los adelantos científicos en la \"ciencia del dolor\" sabrá solucionar ese tema conmigo. Sino, veremos, para no entrar en polémicas.
El hecho es que ella (la Muerte), nos pertenece. Convivimos con ella, la esquivamos, la desafiamos, huimos de ella, le tememos, la investigamos y la sufrimos. Pero es la conclusión que, indefectiblemente, dará por finalizada una etapa. No tenemos escapatoria de ella.
Personalmente, creo que en las escuelas, desde que empezamos a estudiar, se debería instruir acerca de esa \"inevitabilidad\", para que no despierte tantos sentimientos de angustia, superstición, cultos y miedos.
Porqué no se hace? Pues... ¡por esas mismas causas que estoy nombrando!

¿A cuántos se les muere un pariente cercano y queda tan afectado que tienen que recurrir a un psicólogo? Es el temor a la pérdida, a la ausencia, a la extinción de los sentimientos y emociones... a la Nada. Quienes en nada creen luego de la muerte, son los que tienen más que perder, a pesar de hacerse los \"superados\", porque es el fin de la esperanza en la continuidad... es la evaporación del ser para convertirse en el no-ser, en el no-existir, que se opone a cualquier naturaleza humana intrínseca en la lucha por la supervivencia.

Ahora, vamos al punto tan trillado en el que yo tanto \"machaco y machaco\": desde mi punto de vista científico:
Usemos la simple lógica de la transformación energética. Somos materia, ¿sí?. Materia organizada de tal manera que puede realizar operaciones físicas y químicas perfectamente demostrables en cualquier laboratorio. Por algunas circunstancias aún no conocidas, muchas de estas reacciones producen resultados físicos, emociones y sentimientos; hormonas, genes, ADNs, minerales (la falta de litio provoca depresión, la falta de hierro, anemia, por ejemplo), todos afectan nuestros comportamientos. Está comprobado que alteraciones en ciertas zonas cerebrales producen personas proclives a la delincuencia (falta de afectos), al alcoholismo, a la drogadicción, etc. Esas alteraciones ¡podrían llegar a cambiar legislaciones completas! ¿Es culpable alguien de asesinar a otro, cuando tiene una alteración cerebral de nacimiento? Todo para cuestionarse...

Bueno, vuelvo al punto. Todas esas reacciones físicas y químicas producen energía (o trabajo, en la jerga de la Física). La energía produce trabajo... El trabajo genera energía, reacciones y cambios en el entorno... Una melodía (energía sonora) nos puede conmover hasta las lágrimas dando por resultado un sinnúmero de reacciones químicas y físicas internas y externas... escalofríos, placer inconmensurable, las glándulas lagrimales trabajan, nuestros músculos desean abrazar a alguien, las neuronas cortocircuitan en urgente búsqueda en nuestros arcones de los recuerdos hurgueteando en sentimientos parecidos, y, así, se desencadena un alud de cambios de energías a los que nos sometemos pero de los cuales no nos damos cuenta que experimentamos. Esas energías no se pierden, se transforman. Todas y cada una de ellas ocasionan cambios en nuestros entornos. Nuestros enojos, nuestros momentos de placer, nuestras alegrías, nuestros dolores y sufrimientos... todos pululan por ahí, como fantasmas. Cada partícula cósmica que se ve flotar en el rayo de luz solar dentro de una habitación obscura, se lo podría interpretar como un corpúsculo energético creado por una pasión lujuriosa, por la oración de un creyente, por el dolor de una bala que mata, por el nacimiento de un bebé o por la pérdida de nuestra amada mascota. Interpretada así la energía, todo lo que ha pasado por este mundo, todo lo ocurrido en Andrómeda, todos los eventos producidos desde la estupidez del Big Bang, todas las muertes naturales y violentas, todo, todo, todo, forma parte del entramado de lo que antes se denominaba \"vacío cósmico\" y que, ahora, resulta que no es así. Cada minúsculo nano-micro-milímetro cúbico de todo el universo en expansión ES energía pura. Todo eso ya está suficientemente teorizado.
Ahora bien, la materia, al diluirse, evaporarse, transformarse o destruirse, no desaparece; solo cambia de estado. En ese cambio de estado, hay cambios de energías. La roca se desintegra en arena, pero el roce con el agua, el viento u otras rocas, produce energía que se aprovecha en el universo para algún cambio extra, tal como se necesitó energía para crear todo lo necesario para \"disolver\" esa roca.


La muerte es eso. Un cambio de estado. Un cuerpo de carne y hueso se transforma en sus componentes básicos: minerales y desechos. La roca se convierte en arena, el mar en nube, el escritor en polvo. Pero, ¡atención a un detalle!, ¡prestémosle atención a la ENERGIA! Si bien pasaremos a formar parte del limo terrestre, ese traspaso implicará un cambio energético que pasará a integrar el \"vacío cósmico\" de un universo en expansión! Es decir, que pasaremos a formar parte del combustible que hará crecer galaxias y soles, planetas y lunas, humanos e insectos, rocas o excrementos, según cómo se organicen dichas energías.
Podría contar cómo se organizarán esas energías, según lo intuyo, pero eso es harina de otro costal. Lo que quiero que quede claro (al menos, para mí lo está) es que la desaparición de lo material, científicamente hablando, no implica la desaparición total. Así que, cuando decidamos partir de este planeta, los amores, las frustraciones, los temores a la muerte, los olores, los sedimentos en transformación, las preocupaciones, la discusión con el verdulero, la elección equivocada del gobierno de turno, los placeres y excentricidades, todo, todísimo, y sin que se escape ni una sola partícula de emoción, todo, permanece en el cosmos.


El misticismo es una herramienta tan válida como cualquier otra si con ella se logra justificar cada una de las preocupaciones y dudas que nos invaden cuando buscamos respuestas sinceras y objetivas.

 

MI PROPIA RELIGIÓN


De hecho, yo mismo acepté el misticismo
cuando no podía dilucidar por mí mismo
y mientras trastabillaba entre mis sesudos planteos
sobre lo bueno y lo malo, lo lindo y lo feo,
sobre los conceptos científicos y el infinito,
sobre la vida eterna y su diseño exquisito,
o sobre la inmortalidad de Dios, la fe y el perdón...

Eran, todos esos, motivos de profunda reflexión
que solo me los explicaba cualquier religión
dando fe, más, sin ninguna razón,
solo creyendo, sintiendo y orando
sin preguntar ni cómo, ni dónde, ni cuándo...
con lo cual, a mí, eso solo no me bastaba
porque yo, constantemente, me preguntaba
porqué Dios, siendo tan bueno, Él permitiera
que mi madre, siendo tan buena, sufriera y sufriera.
con enfermadad tan cruel y que se muriera,
como mueren otros buenos en este mundo.
Y cómo había otros, serviles e inmundos,
llenos de violencia, odio y malicia
y donde los justos no tuvieran justicia...

Fue así, que por querer lograr por mí mismo
lo que no logró conmigo el misticismo,
se dieron las cosas de cierta manera,
que aún me asombra, después de la espera,
que se produjera un milagro en mi vida
donde sentí que encontré la salida
-o la entrada, según se interprete-
ya que encontré que los errores que uno comete
no necesariamente merecen divinos castigos;
más que el castigo que sufro conmigo,
cuando tomo conciencia de provocar algún sufrimiento
ya que mi propio castigo es el remordimiento
cuando sé mi verdad y, aun así, me miento y me miento
y que sufriré siempre el castigo, si no me arrepiento.

Así concluyo, con esta sencilla razón,
que mi vida regida por mi religión
me trajo la paz que yo necesitaba
a todas mis dudas, las que buscaba,
y por las cuales perdía siempre el sueño,
siendo, en cambio, ahora, mi propio dueño,
manteniendo la paz que se mide solo en la mente
de un Organismo que nos ama en forma sorprendente...

 

Eduardo Faucheux
23-09-2013

 

 

 

Yo estoy convencido que no es decisión de Dios que alguien se convierta o no en cucaracha y que no es a Él a quien hay que pedirle misericordia para que eso no ocurra. La decisión es de cada uno de nosotros y la consecuencia de lo que se decida es el producto de la causa que la origina. Es decir... el proceso es así: alguien toma la decisión de lo que hará. Origina la causa. La causa es el resultado de esa decisión. Se comete el hecho; se efectúa la causa. Luego sobreviene la consecuencia, que es el resultado de esa causa. De la consecuencia, surge el ánalisis de lo acaecido. Del análisis surge si está bien o no lo realizado, que apenas es una corroboración \"in situ\" de la decisión tomada. De ese análisis de conducta, surgirá si nos sentimos o no culpables, de si está bien o está mal lo realizado. Del análisis surge el beneplácito o el remordimiento. Y se abren dos caminos energéticos posibles... Del beneplácito explota la satisfacción, el goce, la dicha, la felicidad; es una sensación de \"deber cumplido\", de reconciliación con las huestes divinas y con el entorno; del remordimiento surge la pena, la insatisfacción, la culpabilidad, el temor al castigo, el arrepentimiento.
Dejé para lo último el arrepentimiento, a propósito, porque él es la nueva oportunidad a cambiar la decisión equivocada; es la expresión matemática del número (-1), que logra hacer dar un vuelco al crecimiento espiritual desde las profundidades de los abismos. Hace cambiar todo para empezar de nuevo: la causa, la consecuencia, el análisis, y el beneplácito.
El arrepentimiento es la expresión matemática del camino hacia el perdón en estado puro (el perdón es una variable de dudoso origen en la conciencia, según mi propia apreciación, porque Perdón y Olvido deberían ir de la mano. El perdón debería ser como la tecla SUPRIMIR en el teclado. El tema es que es común escuchar que se perdona pero no se olvida. Si no se olvida, creo que no se perdona completamente)
Ahora, ¿cuándo sobreviene el premio o el castigo? Cuando se toma conciencia de lo que se ha hecho. Cuando se siente el beneplácito se siente el premio. Cuando se siente el remordimiento, se siente el castigo. Es así de fácil! Tranquilamente se podría medir en un laboratorio. Nadie lo ha hecho, pero estoy convencido que sí se puede y que no debe ser muy difícil lograr esa aplicación con los adelantos que hay.
De estas sensaciones de confort o de penas y rechazos, se emiten o absorben energías. Si las emitimos, estamos expandiendo el universo, sino, detenemos su avance. Si lo expandimos, tenemos más posibilidades de perfeccionarnos; si no lo hacemos, nos \"endurecemos\", nos \"enfriamos\" porque la energía se reduce, nuestras estructuras atómicas se empequeñecen y las órbitas electrónicas se enlentecen y nos acercamos, energéticamente hablando, a los niveles de las rocas o a los de las formas de vida más básicas (entre ellas, las cucarachas negras)


CONDENA AL AMOR

 

\"Hay una Luz en lo alto y una antigua Sabiduría, pero esa luz se extingue cuando la apaga la mentira y la violencia, y nos invade una ignorancia que atesoramos con porfía.
¿Seremos esclavos del Mal?\"

 

Comienza la fantasía al comenzar la vida;
completa la porquería, la coexistencia indebida.
Luchando por subsistir, el Hombre así nace,
no importándole a quién hundir, ni a quien atenace.

 

Una marea incontenible de gritos
se hace oir por sobre los pensamientos;
silencia mi voz un rito
y bloquea mis sinceros sentimientos.

 

Un gusto sucio decanta sobre mí
y me sumerge en una jungla espesa...
Momentos tormentosos paso así
sintiendo que algo me besa
mientras mata mi conciencia,
en medio de esta obscuridad,
porque me besa la violencia,
y, entonces, prefiero mi soledad.

 

Este laberinto de acciones que tiene entradas equívocas
(producto de perversos intereses y de pasiones locas)
¿de cualquier salida carece y de futuras soluciones?

 

Un rumbo equivocado que toma la violencia
despierta en mi joven existencia, tristeza y dolor.
Y siento morir mi vida, causa de impotencia,
frente al avance de la Muerte, causa de un error.

 

Mueren las ilusiones
de paz y serenidad
Nacen generaciones
con imposible libertad.

 

La memoria se enloquece,
la mentira se me ofrece...
Si rechazo las cadenas,
el mundo me condena.

 

La mentira es violencia mental
y en los hombres es estado normal;
aun así, pese a ello, nos sentimos ufanos
al declararnos humanos.

 

Los recuerdos nacen y no puedo vivir.
¡No me siento libre ni para poder morir!
¿Somos la raza condenada?
¿Es el planeta nuestro cementerio?
¿Será lo cierto y lo serio
que nuestras almas serán quemadas?

 

Estoy nostálgico, seguramente;
es un buen momento el de la nostalgia...
donde conviven las tristes penas
con los recuerdos de la infancia
que me vienen a la mente.

 

Recuerdos alegres y pasajeros,
memorias tristes que han pasado
de momentos caros y verdaderos
que no olvidaré ni he olvidado

Un bello y claro amanecer
mi luminosa fantasía
y mi triste melodía
me lo quieren hacer ver.

 

Hoy ya no me resisto a creer
que ese bello amanecer exista;
pasará a formar mi lista
de los que, seguro, volverán a nacer.

 

Eduardo Faucheux
18-09-2013 (basado en un poema de Junio de 1975)


Lee todo en: Poema CONDENA AL AMOR, de Eduardo Faucheux, en Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-261197#ixzz2fixzoYlf

 

El agua se evapora y literalmente, va al cielo, pero, dejando a un lado la simbología, explico mi idea: toda energía que hallamos generado o captado se elevará con nuestros \"espíritus\" o \"almas\" o como se quiera llamar.
Es como el amor que se siente... NO PUEDE PERDERSE!, aunque él se haya desvanecido por esas cosas de la rutina, la convivencia, el desamor... en el momento que uno lloró por amor, esa energía generó cierta, digamos, \"inquietud espacial\", que algo transformó en el resto del Universo. Lo mismo por una alegría o por una pena o por un dolor... Todos esos hechos han transformado el entorno que nos rodea -nuestros \"cielos\"- afectándolos de alguna manera. Si hemos llegado al extremo de las lágrimas, es porque algo nos ha \"pegado\" fuerte... el amor, la alegría, la pena, el desapego, el sufrimiento, el arrepentimiento... todas energías que afectaron nuestros universos personales... Y eso NO PUEDE PERDERSE!!! Es una cuestión de lógica!
Así que no queda otra salida que todas esas energías nos rodearán como mantos de luz, halos espirituales, o cualquier otra fantasía que se nos ocurra para simbolizarlas. Y si continuamos con la fantasía del \"cielo\", las lágrimas, húmedos testigos de nuestros éxitos o fracasos, que son las representaciones simbólicas de esas energías que nos hemos apropiado, se van al cielo con nosotros, porque, al fin y al cabo, son partes de nuestros organismos materiales. Estas lágrimas, que claman por piedad, misericordia, justicia y perdón van al cielo, pero con otras cargas energéticas distintas a las que pensamos... No es cuestión de piedad, según mi punto de vista.

 

TODAS LAS LÁGRIMAS SE VAN AL CIELO

 

Voy a llorar... se dice en las bienvenidas,

porque el regalo que traen sus presencias,

quienes fueron presentes en sus ausencias,

son presentes que nos regala la vida.

 

Voy a llorar... Si se sienten alegrías,

de esas, las que nos vienen del interior,

al ser felices, en presencia de amor,

no por un rato, sino en todos los días.

 

Las lágrimas, con sus sabores salados,

cada uno de ellos viene saborizado

según las emociones que hemos pasado

y energías que ellas nos han entregado.

 

Voy a llorar... Se dice en la despedida.

Pues la despedida es como una visita:

llega y nos alegra cuando se la invita,

y apena en el vacío de su partida.

 

Eduardo Faucheux

13-09-2013

 

 


Lee todo en: Poema TODAS LAS LÁGRIMAS SE VAN AL CIELO, de Eduardo Faucheux, en Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-260630#ixzz2fjUimFuB

 


Él no está para esas cosas triviales...
Él debe estar organizando algún nuevo sector en algún cúmulo de galaxias, como para dedicarle tiempo de apiadarse de alguien con \"mala suerte\"... Sigo sosteniendo que la mala suerte no existe... No es cuestión de buena o mala fortuna... Cada uno debe descubrir su propio destino para el que las energías cósmicas se han asociado. Eso sí lo dirige el Gran Jefe... Lo demás es puro \"libre albedrío\", consecuencias lógicas y resultados naturales. Aquí no hay subvención del Estado, condonación de deudas, ni amortización del cansancio del alma, ni pago en cuotas de deudas atrasadas. Lo que uno hace mal, le sale mal. Es un resultado natural. Está en nosotros lograr que nos salga bien, aprendiendo, consultando, experimentando y tomando nuestras propias iniciativas.

 

LA CEREZA DEL POSTRE

 

 El trago amargo de la despedida,
también es un trago amargo en la vida,
en donde se vuelve mortal esa bebida
ya que alguna vez, a todos,
ese brindis nos abrió alguna herida.

 

Si debes hacerme mal, solo calla y haz lo que tú debas,
pero por lo que hagas no me digas aquí esas razones,
que cuando se me quite el aire, cuando muera,
quizás ahí te extenderé mis mil perdones.

Que ojalá se mejoren los sucesos acontecidos
de los feos que nos tocaron en la vida transitar
y que el Señor, por eso, haya, Él, reconocido
cuando ha sido correcto nuestro andar.

Que sea simplemente hermoso lo por uno logrado,
habla bien de él, si es sencillo en su simpleza;
Es mucho más bello lo simple, por su belleza,
que lo más hermoso, por complicado.

Y que dentro de lo bello y su grandeza
de lo que uno pudo haber logrado conquistar,
sea en el postre de la Vida la cereza
de todo aquello que supimos vivir, sufrir y amar.

 

Eduardo Faucheux
23-09-2013