En la jaula el canario
estaba muy triste,
porque el turpial bravo
derramó el alpiste.
En la jaula el perico
también rabiaba
porque el turpial muy listo
se comió las guayabas.
La paloma torcaza
de dolor lloraba,
el turpial por gracia
se ha tomado el agua.
Toda la pajarera
con el turpial, brava,
para que se fuera
le abrieron la jaula.
El turpial astuto
no quiso salir
porque allí los frutos
podía conseguir.
Los pájaros todos
al ver el asunto
lo dejaron solo
y se fueron juntos.
Autor: Alejandro J. Díaz
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Maracaibo, Venezuela.