LUCERO MONTES
¡TU CORAZON!
Imagino al tesoro y se me enchina la piel,
quiero comerlo a besos y entrar
a tu corazón, para conquistar lo que
por cuestiones de moral y prejuicios
no puedo poseer, eso que es fuente
plena del más rico placer.
Me prendes y me haces enloquecer,
si me comparas con un volcán en plena
erupción, simplemente no tengo
comparación, tú me elevas a
temperaturas desconocidas,
eres fuego puro, que me consume.
Amo tu experiencia al amar, tu ternura,
tu pasión al cabalgar en mi,
mientras gimo y grito de placer.
El colchón, testigo mudo de largas
noches de erotismo y pasión.
Con mis sesenta primaveras
te amo como niña en su primera vez,
producto de tu destreza al poseerme
y hacerme sentir el fuego de tu amor.
Me prendes, enciendes mi pasión,
sólo basta sentir tu cuerpo sobre el mio,
para gozar en mi morada la fuerza de tu hombría,
esa que me hace perder la razón.
Debo aceptar que eres mi razón de ser,
aunque creí no ser adicta, ahora lo
declaro, eres mi más sublime adicción,
el hombre que se metió en mi corazón.
Lucero.