Lo vi venir en marcha segura
montado a los rieles del camino
abriendo rutas en la espesura
con paso firme y decidido.
Iba con sus cuatro vagones
en su recorrido existencial
recorriendo todos los rincones
que enmarcaban su espacio vital.
Ganaba terreno en cada recorrido
dejando tras sí el paisaje,
el lejano horizonte era su destino
manteniendo al ritmo de su engranaje.
Infinitos caminos recorrió indetenible
pero en su viaje tuvo pormenores,
un día el camino se puso horrible
y perdió uno de sus vagones.
Allá va el ferrocarril cruzando mares
allá viene el ferrocarril al margen del río
ha seguido su ruta entre alegrías y pesares
empujado por la fuerza de su albedrío.
Autor: Alejandro J. Díaz
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Maracaibo, Venezuela.