I
De nuevo soñé con flores…
Yo me encontraba resplandeciente
Por millardos de bombillos siderales en una ciudad no más lejana que un orgasmo
(Abandonado con respecto a nuestro sistema astral… Ella es la Musa que rebosó mis anhelos)
Le hablaba humedeciéndole el sexo desde su oreja
Minúsculamente como la oscuridad
¿Qué nos acolitaba en la cúspide… de aquel estribo de varilla y concreto…del tránsito peatonal?
Comparablemente alto con respecto a la arcada
Reiteradamente esquivo por quienes optan el riesgo
(Yo le conocía)
Era morena como el interlunio mismo
De esa noche una esbeltez de rezagos piadosos
De veneno sonreía con hechizos escarlatas y con tanta voracidad… me reventaba la costura metálica del pantalón y no me di cuenta
¿Cómo hicimos para subir al último peldaño del estribo?
(Yo fui feliz)
A su lado lo extraño argumentó cada concentración microscópica
De los materiales que me erigieron como una criatura demasiado equivocada
Una forma rara de esperanza… que nada le posee y que habita en cada una de las cosas
Yo le tocaba con naturaleza como apagando un paquete de cigarrillos uno tras otro
Con la yema del dedo gordo
Del pie escombros de gárgola como asidero
De mi mano como temperamento para escribir…Yo le decía cosas con sentido
Para que me atenazara con sus ojos y me complementara con algo de su rareza…
II
(Lo que nunca tuve
En otras de nuestras conversaciones aproveché lo que mío es de su imagen
Cuando la recogí casualmente como el sorbo de un vino)
¡…!
III
Por la avenida de discos y cartílagos… el proletariado
Y otros gremios adquirían axiomas de catadura vectorial… para salir y entrar
En cualquier andén carril o calzada Ella iba para la universidad Yo también…
Pero ese segundo fue tan exhaustivamente maquinado
Porque antes y después de cualquier pasado o premonición
Había desertado de aquel designio y era tan poca mi estraza… que haber tejido el azar
(De aquel destino era insoslayable… El auto era de un rojo plasmático… con muchos parches de resina de vidrio)
IV
En lo estropeado de la carrocería… Símil al del puesto de comidas
Rápidas cuatro cuadras
(Abajo de mi hogar la casa de grietas y repellos sin curar… que no es mía)
Recuerdo…
V
Antes de irrumpir en la panorámica del jardín subí una pendiente
La gente y los carros la suben y la bajan para entrar
Y al salir del tabernáculo al que comunica
Toda gloria y alabanza es un séquito de conocimientos atinando
La palabra en turno donde un pináculo celeste es moderado
Con celestial sabiduría… Si acaso entré…
Si acaso hice lo que hice de manera correcta
O herrada
¡No recuerdo nada!...
Pero jamás negaré lo que fui
Y lo que no….
VI
(Antes de completar la idea de seguir escribiendo al llegar a casa le comenté a una señora
Con la excusa de fumarme un cigarrillo en la terraza de su tienda en cierta ocasión
Supe por un comentario que es un relicario para interpretación
De los sueños ya decidido… a terminar por lo que va de la noche… varias horas…
Después sentí miedo al oír nuevamente sus palabras
Que he optado por este tipo de encierro)
Luego de entrar magnéticamente y sin observar la yerba
Era la custodia inercial de los pivotes de ambas torres
Equidistantes de color hueso… de madera casta y maternal advertencia
(En cada clavo de sus cruces… no vi escondido ningún altar)
Frente a los escaños… ni algo que se asemejara una pilatuna de pergaminos
Con el verso citado por el espíritu del día… ni siquiera estoy seguro de haber visto
(Aquellos bancos de madera y fundición de hierro gris… Sé que anduve por un largo pasillo sereno e invisible que soy incapaz…
De usar cualquier técnica… de la literatura para explicarlo mucho menos)
Con el calzoncillo
(Seco
Aquello pudo ser otro paréntesis seguido por un contubernio de cuatro duchas)
De remordimiento dilapidado a través de la rejilla del caño
Estaba comiendo un trozo de lomo ancho de res adobado a la perfección
(Y crudo después observé meticulosamente mi dentadura en la poca vergüenza… qué me queda)
Para encararme al espejo
Era la mescla de carne virutas de tabaco y sarro
El color del enchape de las divisiones murales y del suelo
Equilibrados al único desagüe…
Las llaves de las válvulas y los dosificadores de las regaderas probablemente niquelados
O cromados
En las tres primeras no utilicé lo que irremediablemente faltaba
En la cuarta una jabonera vacía de color rojo
Era gemela a una que tuvimos
Antes de enchapar el nuestro tal vez… este para el enjuague del barro
(Enjabonado en los otros tres salí mojado pero más sucio
Pese a la fe de todos mis fracasos… y tuve tanta sed que fui al refrigerador y bebí agua
Y volví a acostarme en otra alcoba sin cortar los hilos del ensueño)
Al salir vi al lado de una de las torres
VII
En cualquiera de las dos
Un cementerio de bóvedas cercado por bloques de ladrillo
Con el mismo color de la fachada a la altura de un cordón umbilical
Y reconocí los restos de las ilusiones que yo había sellado con eternal silencio
Al otro lado de la carretera vi otra iglesia más pequeña
Igual de palaciega y con el mismo color
Con su propio cementerio y con la misma envergadura…
¿Por qué aquel cementerio no tiene cruces?
VIII
Pregunte indicando con el dedo de mi mano huérfana
A un transeúnte sin rostro que iba por el andén
Con sombrero y traje de anticuada moda londinense
“Es porque alberga osarios adventistas y evangélicos”
Me dijo y se deslizó por los raíles que le ataban la cabeza al suelo
No entré…
IX
Sabía que adentro me esperaba la misma paz
Volví a conducir
Volví con la chica y terminé si ella
De igual manera entré y salí de la iglesia sin enjabonarme y sin culpa
De no haberlo hecho tenía el mismo hedor
La menstruación y el plasma saliendo
X
Desperdigado por mis cojones… cuando decidí por segunda vez
No entrar para ver tanto de mí… lo que había enterrado en otras posturas
Y decidí no repetir lo mismo una y otra vez de manera acelerada que volví
Al control de mi auto decidido a explorar otra ciudad o poblado Solo
XI
Me detuve para pedir agua en lo único que encontré
Entre cielos abismales con cada descenso y vuelco virando
Con el freno de mano y otro jardín
De planicie elíptica y flores amarillas antepuestas milimétricamente… al rancho que me ostentaba
(Una enorme y aterradora protección
De aves y peces… con un payaso)
Un poco de agua para beber mientras
Porta en la mano una oropéndola
De escamas azules animándote…
XII
“Alica Sima Coralí”
(Decía y desperté)
XIII
¿A seguir?