Huyendo de la soledad
quiero escribir unos versos
que hablen de felicidad,
de amores y sueños.
Huyendo de la soledad
me puse manos a la obra
y sobre el lienzo pinté
corazones y palomas.
Corazones limpios
de humanos racionales
sin malicias ni rencores,
de esos que son especiales.
Que se abren como la rosa
con el fulgor de la mañana,
que te brindan su mano amiga
altruista, noble, desinteresada.
Palomas elevadas al cielo,
sinónimo de la añorada paz,
traspasad volando la blanca tela
y vuestra virtud proclamar.
¡Qué se entere el mundo entero,
aquellos que nos traen la infelicidad,
qué se venden y matan por dinero
sin remordimientos ni piedad!
Huyendo de la soledad
pensé en el sufrimiento ajeno
y sintiendo esa triste realidad
no pude escribir unos versos
que hablen de felicidad,
de amores y sueños.
Fina