Cuando se te anuda la garganta
Al recordar esa partícula de ensueño inmutable,
Y te abstraes en lo infinito, dejando correr una lágrima
El corazón se estremece y tus sienes se hielan de emoción.
Se coloca la proa visionaria hacia una estrella
Y se extienden las alas hacia tal excelencia,
Navegando libre entre las aguas de la imaginación
Nos posamos livianos entre nubes de deseo
-Inasibles Sin El Pensamiento-
Se crea un afán de perfección y sentires
Que poco a poco se vuelve sagrado,
Resorte misterioso de lo real y lo ficticio,
Capaz de templarte para grandes acciones
Se enciende una llama que arde en nuestra alma,
Que hay que custodiar, no dejarla ir,
Si se apaga y muere en ti quedas -inerte-
Sombra vaga entre otras sombras.
Sin embargo, todos no se extasían al ver un crepúsculo,
No sueñan despiertos frente al mar,
No enmudecen al sentir la música o ríen solo porque si,
Es de pocos esa inquietud de perseguir los sueños.
Derechos reservados. Cieroska Porras