Cosas sencillas, simples, mínimas, hacen la vida grande, gestos, palabras, atenciones, casi ni damos por ellas.
Un cariño en la cabeza, un aprieto de mano, coger el codo para pasar una calle, un gesto de atención, una sonrisa con amor de amistad, todo cosas mínimas, que nos llenan el alma.
Vivo para ellas, con ellas, me dan felicidad, me envuelven en una nube de paz, sintiendo que soy querida, en verdad digo: la desatención, como si no existiéramos, lastima, quizá por ser sensible en demasía, soy de poco alimento, mismo con la comida, poco me basta, si el sabor es dulce oh suave.
Nunca busqué gloria, ni conquistas, nunca quise ser más que los otros, no ponerme en destaque, al revés, casi me anulo para pasar desapercibida.
Normal que muchas cosas no las acepto, como la mentira, el desprecio y la envidia.
Por veces llego a casa triste, otras acostada lloro, pero no deseo mal a nadie, solo pido a Dios que a doblar me recompense con cosas buenas, todo el mal que me desean e el mal que piensan de mí.
Debería ser fingida, sonreír con falsedad, dar razón sin que la tengan, pero no puedo, no consigo. Soy sincera en demasía para hacer de mí una falsedad.
Tengo pasado días terribles, mis muslos retorcidos, por tanto callar, cervicales duras como piedra, dolores de cabeza, es el resultado de tanto tragar, sin atascarme.
¡Tan poco quiero! ¡Tan poco quise toda mi vida! Poder amar, poder regalar, poder ayudar, poder ser alegre y feliz en mi simplicidad. Poco más he querido, ni estas cosas tan sencillas, me han costado tanto a tenerlas y aun no las tengo en realidad.
Me entristece que los que me han conocido desde siempre se marcharan y no pueden testimoniar mi verdad. Lástima. Continuaré a luchar no acepto que me pongan rótulos falsos, la verdad será conocida, un día, lo sé.
Mientras tanto, con mis manos desbravaré las silvas de mi camino, adelante iré, yo, como fui y soy. Sincera, honesta, creyente en valores que casi no existen en este mundo frio y sin valores morales, como la sinceridad, respecto y verdad.
Yo soy aquella que en un monte nascí, en medio de la noche casi al nascer del sol eran las cinco de la mañana del día 21 de Abril, en plena guerra civil de España.
Donde moriré no lo sé, ni me importa, mientras viva, nunca cambiaré. Ni por honrarías, dinero oh vanidad. Seguiré la recién nascida que si había estrellas fue el primero que mis ojos al abrirse vi. Las continúas a ver en mi corazón lleno de amor para regalar.
Oporto 29 de Julio de 2013
Carminha Nieves