Llegas a mi con la mirada desnuda
Llegas a mí con la mirada desnuda,
con tu canto primoroso,
a resucitar mis aguas dormidas,
a sacarme de mis reposos
y a olvidarme de la vida.
Penetras con tu luz al foso de mis
olvidos y preñas mis noches
de dulces desvaríos.
Se calla la muerte,
mientras regresan
los sonidos de mi voz ausente
y se pliegan a la brisa de tu cuerpo,
mis dos lirios encendidos.
Soy mundano hijo de la tierra,
señor de fuego sin leña,
cantor de coplas peregrinas
y arrodillado a tu vera.
Un abismo frío y seco se perdió
entre tus riveras,
cuando con mirada de ángel,
te acercaste a mis quimeras.