Y todo empieza con aquel uno de cualquier cosa
y nuestros abuelos contaban: una hoja, dos hojas.
Un mamut en la nieve, dos piedras lisas
El alma de la sucesión: una boca dos ojos, una nariz.
¿El cero es la nada? Sin embargo cuenta.
Una mujer, el infinito con sus estrellas.
Dios debe ser un número por descubrir
La naturaleza es una serie Fibonacci.
Sin medidas no podemos atrapar el vacío
Espero que terminemos midiendo el amor
Lo que nos hace uno e infinitos.
De la noción saltamos al vacío del concepto
El mejor juego es el de la reflexión
El ocio inventando lo que nos gusta
Nuestras neuronas se multiplican al descifrar
La Cifra: los astros fueron nuestros maestros
En la negra pizarra de la expansión celeste:
El tiempo no es sino un número en sucesión infinita.
La cábala del 3, los cuatro puntos cardinales
Dominamos el espacio y las dimensiones.
Tenemos la base de numeración en nuestras manos,
diez signos nos bastan para atrapar el infinito.