La soñada entrega.
No sentiste al viento que rozo tu cara?,
fue un suave beso, le pedí te entregara.
Asustada y huidiza mi boca temblorosa,
quería sentirte pero no se animaba.
Soñé con tus caricias muy dentro de mi alma.
Me llene de suspiros, de palabras mimadas
y cada milímetro de mi al recordarte
se encendía como braza que quemaba.
Te arrulle entre mi piel suave y perfumada,
para que tus sentidos todos despertaran
y así ser como el agua que se filtra muy mansa,
por todos los rincones , a todo llega y no daña nada.
Fue exquisito el momento que me sentí postrada,
ante un verbo que hacia mucho, yo no conjugaba,
porque el alma dormía muy solemne en mi pecho
y no podía despertar aun con nada.
Todo se fundió en un momento,
fue mi todo y mi nada, fue la dulce inocencia
de entregarme ,a un sueño divino...
sin pensar en despertar mañana.
Teresa Suárez.
20/07/13
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