A la belleza
fría,
gris,
del día
en eterna noche,
que abriga
dimisiones
y altares
voraces
del deseo.
Cadena y puerta
donde el silencio,
rey
de la palabra
amordazada
hincha su vientre
para parir
la tristeza.
Enferma amiga.
Dulce
herida
como un abrazo
del hielo
invisible
anclado
en el alma.