Hoy no encuentro nada más subjetivo que el recuerdo. Si al hecho de que cada uno construye su propia realidad le sumamos el desgaste del tiempo y el escudo contra aquello tan aversivo que nuestra mente prefiere no recordar, nos quedamos con un boceto garabateado de sensaciones. Me impacta mucho. Un recuerdo es reflejo del alma, un corazón haciendo top-less. Es muy duro mirarse en un espejo cuando no te quieres ver y hay pezones que te pueden sacar un ojo. Individuales, propios. Compartirás el mismo instante con alguien, en espacio y tiempo, pero nunca un recuerdo. Nunca. Me atrevo a decir que es la mayor libertad que tenemos. Y que libertad no siempre acompaña una sensación placentera. Y, quizás, por esa razón es. Es extraño. Me perturba que recordarán ciertas personas. Lo más sorprendente del espejo es que sólo te muestra pequeños detalles, algunos tristes, infravalorados en aquellos segundos de vida y, entonces te acuerdas del dicho: “En los pequeños detalles está la diferencia\".