Cuando unidos estamos
el rocío de tu pecho me provoca.
El calor de tu cuerpo pegado al mío me excita.
Enardecidos los instintos.
Tratan de descibrir la húmeda salacidad
de tu esencia.
Donde se derrite el más frío de los hielos,
el sol se opaca y la luna
se ruboriza.
Tu sensualidad es un regalo del cielo,
ofrenda inmortal consagrada
al placer.
Gloria de los instantes celestiales. que
los mortales saborean
con deleite,
perdiéndose en sus ardientes
laberintos.
Calla, no digas palabra alguna,
descansa
tu carnal tranquilidad,
sólo recuerda la esencia de mis ser,
dormitando
en sueño placentero, en lo profundo
de tu naturaleza.
bambam