Aquella estela de rosas teóricas,
aquella mujer de voz incansable
y sus manos que suelen abrasar con el sinónimo de
la mismísima aurora, que abraza con sus caricias a
mi lecho que aun guarda con vida apunto, de perderla en algunos de
los arranque a de mi alma, a mi blanca puerta.
Y como no decir que su voz es lejana sin siquiera pronunciar
Una letra de la palabra, de olvido lejano, y certero a ratos
Y apegado a las horas de mi reloj que avanza hacia un infinito
Ciclo de diferente nombre.
y como no pensar en que perdí su nombre
ante mis sueños, y como no decir que
siendo yo un niño supe amarla,
la quise asta el punto de que la brisa sintió los celos
de mi amor insensato de mi amor de paz, de mi amor de la fugas
estela doliente en mis manos.
Y por ultimo, sus brazos que ahora son solo parte de
Mi vida y solo parte de mi agonía.
Caminando entre mis sueños la encuentro a ella y la veo
Reflejada en el estanque de mis fantasía
Me pregunto cuantas auroras
Necesitarte para olvidarla.
Eduardo lhink