Cuando todo no llegue a ser suficiente
quedará todo en las manos de los once,
y sin ser duradero vivirá el bronce
con vida confabulada en el relente.
Como un árbol sin hojas pero repleto
de juventud que sueña con el retorno
de su fruto y será como un vivo adorno,
será un limón mi árbol y no un abeto.
Sabrá trazar el rumbo más adecuado
porque lo más efímero es un jilguero
en plena libertad volando en el prado.
Mi innecesario verso llegará al fin
te dirá que amará al último primero
muchísimo más frágil que el arlequín.