EVA ROJAS

Historias síquicas, cap. 2, Difuntos.

 Al empujar la puerta la visión era esperpéntica, ocupando una habitación vacía, justo en el centro estaba situado un ataúd, se oían golpes y sollozos que procedían del interior, al acercarme  vi un hombre vestido con un traje antiguo con sombrero, tenía  la cara desencajada medio putrefacta y gemía de dolor, era horrendo estaba sufriendo un castigo eterno, aquello estaba muriéndose estando ya muerto….

 

 

 La visión desapareció, respire profundamente y me dispuse hacer mi trabajo, tenía que liberar a aquella alma atrapada en un abismo de dolor y angustia.

 

 

 Después de unos minutos de concentración visualice mis símbolos pedí al arcángel san miguel su ayuda y me dispuse hacer el ritual al cabo de unos 15 minutos de invocaciones y rezos, me invadió una  sensación de gratitud, fue la señal de que la liberación se había consumado.

 

Solo quedaba una cosa que hacer, descubrir quién era aquel señor con traje y sombrero que había quedado atrapado en el purgatorio de su casa.

 

 

 A la mañana siguiente relate a la dueña de la casa lo que había visto y al describirle al hombre que estaba en el ataúd, me confirmo que era su padre y que este tenía la convicción de que cuando uno se moría ahí acababa todo, no había más vida que los gusanos comiéndose al muerto, tan convencido estaba de lo que decía que se atrevía a bromear con aquellos que iban ha ver a sus seres queridos al cementerio gastándoles todo tipo de bromas.

 

 

Cuidado con lo que creemos podemos provocar que se haga realidad.

 

 

 QUE IRONIAS TIENE LA VIDA O MEJOR DICHO LA MUERTE……………JA JA JA.