Un hombre y una mujer pueden elevarse juntos hasta el sol, permanecer en él, disfrutando el calor. Un hombre y una mujer pueden, de noche, pasar a la luna, saboreando su lumbre, encantados. Un hombre y una mujer pueden bajar a una estrella y confesarse verdades. Un hombre y una mujer pueden descender a su cama, amanecer embelesados, entrelazados. Un hombre y una mujer pueden plasmar su unión como corolario de sus viajes galácticos. Un hombre y una mujer pueden ser plenamente felices con una vida pedestre si mantienen la capacidad de elevarse.