Noche cómplice,
de todo, para todo,
empapada de ti,
tu néctar en mi piel.
Estás en mis manos,
en mis labios, en mis ojos,
en mi lengua, en mi aliento,
embriagada estoy de tu aroma.
Cómplices de una nueva forma de amar,
nos dejamos llevar por el sentir,
sin pudores, sin prejuicios,
libres emprendemos el vuelo.
El deseo contenido por tanto tiempo...
que a nuestro encuentro ese volcán,
guardián de cenizas cristalizadas,
explota con un simple verso.
Lucero