Sonreías a rabiar
y no te dije nada,
me limité a comprenderte
sin decir nada.
Desde tu ventana
veo mover la cortina
cada mañana,
¿porqué me miras?
Sé que estas ahí
con tu risa guardada
esperando
que vuelva a pasar
llegada la noche.
Hoy, no salí a la hora
de siempre, y el vacío
estuvo más amplio
en la cortina,
saliste a la puerta
ávidos ojos hacia la casa,
y como debía pasar,
pasé sin decir nada...
mientras tu llorabas.