Estancado como charco de agua en las profundidades de la vía,
Pupilas que tiritan en agua fría;
Bendita el alma que envuelve y entibia de frenesí la mía
Bendito las gotas de melancolías que caen al rocío naufragadas
Bendita la suave brisa que acompaña la melodía
Bendito el trinar y el ardor de su canto, los pajaros, vespertino.