Mientras tomo una cerveza
Pensando en ti,
Más vencido
Que sobre un altar,
Me voy viendo en un espejo
En el cristal de un Do Menor,
Entre una canción de Sabina
Y un cigarro a medio morir
(como yo sin ti),
Y me doy cuenta que las metáforas
No son suficientes,
Que las buenas intenciones son banales,
Que es indiscreto mi silencio,
Que no tiene pudor mi manera de escuchar,
Que el cigarro que asesino no me da amnistía,
Que rogar ya es cobardía,
Y me abandona la esperanza
Y viene y se va,
Y me suspende en una “nada”
Una “nada” que es muy todo,
Y que todo duele,
Y que el morado
De los ojos de mi corazón
No se ha quitado,
Y que de nada me valen
Mil dioses glorificados
Y que eres y no eres,
Y que no eres y viceversa,
Muere mi cigarro,
Pero no sin antes llevar consigo
Mi última ilusión,
Y mi crédito de fe ha expirado,
Y si mañana hay resaca
No sabré ni que ha pasado…