Cuando hablamos a veces de honrar la vida,
estamos hablando de merecerla, de amarla,
de tener adentro alguna esperanza escondida
y un lienzo hermoso en el alma para pintarla.
Cuando honramos la vida, ah... ¡qué belleza!,
nos parece que es mucho más precioso el día,
la brisa que nos llega de algún lugar nos besa
y queda espacio en el alma para eso todavía.
Honramos la vida y ya sin saber bendecimos
pues cada vez que amamos es una bendición,
como una melodía que una vez compusimos
y originamos todos los acordes del corazón.
Honras la vida cuando sonríes francamente
porque sientes que existir, bien vale la pena,
cuando sueños maravillosos hay en tu mente,
cuando hasta el detalle más simple te llena.
Es que la vida se honra cuando se le respeta,
cuando de ningún modo atentas contra ella,
si la belleza en todos los aspectos se decreta,
si con amor en la vida de alguien dejas huella.
Cuando das a luz, tú con eso honras la vida,
si facilitas su existir a quien con pena existe,
si hay luz de esperanza en tu mente concebida,
si es bella tu vida hasta cuando estás triste.
Si en tu bello jardín cualquier flor se destaca
porque todas son preciosas, todas son bellas,
tu vida es cúpula de amor y de ahí nadie te saca,
honras la vida como al cielo honran las estrellas.
Si en tu pecho sientes que algún amor te quema
porque amar a Dios, amar a la vida son tus metas,
escribe si quieres en el fondo de tu alma un poema
y honra con amor la vida como la honran los poetas.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
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1/8/2013