Entonces ...
yo era un llanto vagabundo
ambulando las horas
de punta a punta,
una transparencia
bajando por las mejillas
con redondo sentimiento,
humedece caminos de plata.
Volaba tu adiós como el viento
sobre las acacias,
áspero y castigador
torturando las veletas
de mis torres.
Este adiós es un ave extraviada,
una nota disonante creciendo
al fondo de volcanes
se multiplica como el eco
en los abismos del miedo.
Pudo ser un himno
replicando campanarios,
una dulce resonancia
montada en las aspas del molino
mirando hacia un valle de trigo,
pudo ser la espiga de tu cuerpo
haciendo tintinear
el nacar de mis huesos,
o ser tu voz entrelazándose a la mía
para entonar una canción enamorada.
Pude ser luz asperjando
el universo de matices...
poblando el cielo
de pajaros incandescentes
más fue un gris de sepulcro
el manto de tu adiós .
Alejandrina