¿Qué tendrá el cuerpo de la mujer
Que al hombre lo llena de obsesión,
Grabado queda en el corazón
Y fecunda fuente es de placer?
¿Serán sus perfeccionadas formas
O aquella incomparable tersura
Aquella exquisitez y hermosura
O sus incomparables aromas?
¿O serán sus mentolados besos,
O ese sutil estremecimiento
De ese tan anhelado momento
En que se vuelven uno, dos cuerpos?
¿Será tal vez toda esa ternura
Que en sus manos se tornan caricias
Y en sus tersos labios las delicias
Que nos llenan de la miel más pura?
¿Será porque con ella la vida
Adquiere la razón y el sentido,
Del para qué habremos nacido,
Del porque nuestra fatal caída?
¿O por todas estas mil razones,
Conjugadas en entrega ardiente:
Unen el pasado y el presente
En futuro lleno de ilusiones?
Por lo que sea hoy quiero cantar
A ese hermoso altar del corazón
Cuerpo forjado con la pasión,
Con una sola misión: ¡amar!…